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Día 8.           Lunes 15 de enero.   Transformación de mi familia


¿QUIEN ES TU ARQUITECTO?
Mateo 7:24-27 Cualquiera, pues que me oye estas palabras, y las hace, le comparare a un hombre prudente, que edifico su casa sobre la roca.  Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayo, porque estaba fundada sobre la roca.  Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le comparare a un hombre insensato, que edifico su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayo, y fue grande su ruina.
Corriendo y jugando en la playa con mis niños, mire la hermosa creación que Dios había hecho.  No se puede igualar.  Las casas que estaban al lado tenían una hermosa vista hacia el mar donde podían ver la puesta del sol y disfrutar el sonido del mar.  Pero me llamo la atención una casa en particular.  Era grande y muy hermosa, pero se estaba derrumbando.  Un constructor que estaba ahí nos dijo que el problema es que muchas personas por ahorrarse dinero, NO invierten tiempo y dinero, y contratan a personas que no saben hacer el trabajo o compran material de menor calidad.  Además, NO edifican sobre la roca.  ¡Estas casas pueden estar hermosas, pero tarde que temprano se derrumbaran por que están construidas sobre arena!
En nuestra familia es igual.  ¡Tenemos que invertir!  Nuestro arquitecto y especialista debe de ser Dios. Él es nuestro fundamento. Y tenemos que invertir tiempo; orando, siendo de ejemplo, enseñando valores morales y espirituales.  No podemos tener una casa o hogar firme, cuando somos avaros (mezquinos) .  Nuestra familia es nuestra mejor inversión.  Necesitamos invertir amor, palabras de ánimo, tiempo de juego y experiencias donde disfrutemos la risa de nuestros seres queridos. 
También necesitamos tener bases sólidas.  Sabemos que la arena no es firme y todo lo que se construye sobre ella caerá.  Pero si nos agarramos de la mano de Jesucristo, podemos estar confiados que cuando venga la tempestad (o problema), nuestro hogar será sacudido, pero no derrumbado.  Dejemos que Dios sea nuestro arquitecto y que El nos guíe para tener un hogar diseñado por el mismo. 
Hna. Patty Tena